“Samhein es testigo de las últimas cosechas. Marca el AÑO NUEVO celta en el que todo lo que no se ha cosechado debe permanecer en los campos a beneficio de los espíritus. Es la noche de la Cena silenciosa, la noche de los Ancestros, la noche para trabajar con los difuntos. Es una noche de liberación, de consuelo, de duelo. También es el momento de los nuevos comienzos. Puedes eliminar todo lo que no ha funcionado y empezar de nuevo”
Samhain es la festividad celta más importante y conocida y con ella llegamos al final del año y del ciclo de la energía de la naturaleza a través de la rueda representada en los 8 sabbats, fiestas solares celtas.
Simbólicamente, el Dios nace en Yule (21 de diciembre), es un niño en Imbolc (1 de febrero), un adolescente en Ostara (21 de marzo) y finalmente un adulto en Beltane (1 de mayo). Litha (23 de junio) marca el punto máximo de su poder, y Lughnasadh es el momento en que cuida las cosechas y los animales mientras se hace consciente de su mortalidad. Mabón (22 de septiembre) lo encontrará preparándose para su muerte, que ocurrirá en Samhain, que se celebra el 31 de octubre en el hemisferio norte y el 1 de mayo en el hemisferio sur.
Samhain significa “fin del verano“, tiene lugar al final de la temporada de cosechas y coincide con el “AÑO NUEVO CELTA” con todo lo que ello implica de significados, rituales y trascendencia. Samhain es también una fiesta de transición, de paso de un año a otro y de un mundo a otro, de lo físico-denso a lo etérico y más sutil.
La víspera de Samhain se consideraba una de las grandes noches espirituales del pueblo celta, junto con Beltane (1 de mayo), porque se disuelven los límites entre la dimensión material e inmaterial y esto propicia las capacidades de adivinación y la profecía.
Samhain y Beltane son los sabbats que dividen el año en verano e invierno y sus principales ceremonias incluían el fuego (elemento muy venerado en las zonas frías del norte de Europa, con inviernos largos y oscuros) porque su misión era animar al sol a que siguiera su ciclo anual y convencerle para que retornara luego de su “muerte” estacional.
Las celebraciones de Samhain han sido practicadas con sinceridad y no marketing desde hace más de 3.000 años por la cultura celta europea. Posteriormente con el cristianismo, esta festividad se integró en el Día de Todos los Santos, de donde deriva el nombre inglés de Halloween -contracción de la frase “ALL HALLOWS EVE“: víspera de todos los santos- que los irlandeses exportaron a Estados Unidos en el siglo XIX.
El Samhain pagano, el verdadero Halloween, nunca ha sido negativo, ni terrorífico ni consumista ni lleno de excesos y ruido social. Es un tiempo para reafirmar el ciclo de la vida (inicio-fin, invierno-verano, encarnación-desencarnación) y la certeza de que la muerte no es el final de nuestra existencia.
Entre las antiguas costumbres destacaban vaciar nabos (posteriormente calabazas) para poner dentro velas y dejarlas al aire libre para ayudar a guiar a los espíritus de los familiares al hogar y poner sillas en las mesas y alrededor de las chimeneas para los invitados invisibles.
Pero Samhain es ante todo la noche más importante para la ORACIÓN, la reflexión, para soltar lo viejo, hacer balance y atraer lo nuevo en el año que comienza y para honrar la memoria de quienes nos han abandonado.
Más allá de las calabazas, hoy como hace milenios, Samhain nos recuerda que somos parte de un todo mayor que nos acoge y que sobrevivirá a nuestra breve estancia…
En nuestra Tierra:
La Castanyada y Tots Sants: reminiscencias celtas en el calendario agrario de Catalunya
La Castanyada es una fiesta tradicional que se celebra ya desde hace XX siglos cada 31 de octubre y 1 de noviembre; así pues, no estamos ante ninguna reformulación del Halloween moderno adaptado al mundo mediterráneo, sino que se trata de una tradición propia, que por cierto comparte muchos puntos en común con esta fiesta anglo-céltica . Pero el punto que Los orígenes de la fiesta que sigue a la Castanyada, Tots Sants -Todos los Santos- se remontan, según Joan Soler i Amigó, a las antiguas fiestas funerarias de Europa, en cuyo caso hallamos una referencia directa a Samhain.
Esta fiesta originariamente no se dedicaba a todos los Santos, sino a todos los Dioses; y prueba de ello es la tarea que llevó a cabo el papa Bonifacio IV consagró el Panteón
(Todos los dioses) a Todos los Santos en el siglo VII. Dos siglos después, se fijó la fecha de esta festividad el 1 de noviembre, seguramente para sustituir su versión pagana de una forma no traumática para la sociedad.
Con ello sólo pretendo demostrar que lo que hoy llamamos Tots Sants es una fiesta funeraria antigua, de origen precristiano, que obedece el proceso de cristianización de las fiestas que se inició en Roma. Pero Tots Sants no es la fiesta que me interesa en particular, sino su víspera, que conserva de una forma muy curiosa una ritualística pagana típica del territorio.
El primer testigo oficial de la celebración ritual de la Castanyada aceptada en el territorio catalán una vez cristianizado, data del año 1033, cuando en la asamblea de Vic el obispo Oliva la incluyó dentro de las festividades aceptadas. Así pues, fácilmente se deduce que esta fiesta se celebraba antes de esa fecha, y por lo visto, de la misma forma que hasta hace pocas décadas. La Castanyada celebra, igual que Samhain o el moderno Halloween, la unión de este mundo con el Mundo de los Muertos o el Otro Mundo, y la presencia de los muertos que vagan por el mundo de los vivos durante esta noche.
El ritual reconstruccionista catalán de la Castanyada es un ritual nocturno en el que la comida y la luz tienen un papel constante.
Es una fecha solemne pero no triste, como se suele vender. Igual que en el caso de Samhain, la Castanyada celebra la muerte pero también la vida que queda en este mundo, y reconoce el paso de las estaciones con el mismo respeto que una fiesta de verano.La comida en este caso, se compone de castañas, frutos secos y postres elaborados con ello. Los frutos secos y las castañas son un indicador de la próxima ausencia de fruta fresca, y se relacionan estrechamente con los muertos. Los panellets –o incluso en otras regiones los huesos de santo- dulces hechos con boniato, almendra y piñones, eran los “panes” que se ofrecían a los muertos y se comían en familia durante esa noche, una noche en la cual lo importante era mantenerse despierto para recordar con alegría a los que no están. Esa noche se encendía en el hogar o en el centro del pueblo, un fuego que servía para guiar los espíritus de los muertos para visitar a sus familiares vivos, y para tostar las castañas y frutos que se comían en el punto álgido del otoño. Como su correspondiente 1 de mayo, el 31 de octubre indica el fin de toda vida agrícola, los rebaños se guardan y ahora sólo puede venir el frío; así que esa noche es el inicio de una mitad oscura del año, y como tal hay que celebrarla con alegría, quizás desprendiéndose de ese tono triste y trágico con el que la tradición cristiana lo impregnó desde que la arrebató de los pueblos de Europa.
FELIZ SAMHAIN!!!
p.d.: Acordaos de poner
unos panallets y algo de beber (moscatel por ejemplo) en vuestra mesa, para vuestros seres queridos fallecidos con el velón de los difuntos, (cereria La Diosa), para darles luz.
unos panallets y algo de beber (moscatel por ejemplo) en vuestra mesa, para vuestros seres queridos fallecidos con el velón de los difuntos, (cereria La Diosa), para darles luz.