Mensaje Angélico

Angeles

miércoles, 8 de junio de 2016

MANDRÁGORA


Su forma parecida a nuestro cuerpo casi humana ha hecho de la mandrágora una planta amada por las brujas y temida por los pueblos de distintas civilizaciones. Es, junto con el muérdago, la planta mágica más conocida y utilizada de todos los tiempos.

Posiblemente, es la forma humana de sus raíces lo que ha hecho que pueblos a lo largo y ancho del planeta hayan otorgado a esta planta distintas propiedades mágicas, convirtiéndola en remedio para enfermedades, invocadora de magias y en un potente afrodisíaco. Y como es de esperar, un sinfín de leyendas se han formulado en torno a la mandrágora, las más importantes están relacionadas con su origen y con la forma de la raíz.

Su fama es casi tan antigua como la humanidad misma, ya desde la Grecia clásica la mandrágora era ampliamente utilizada y se le conocía con el nombre de planta de Circe, en honor a la famosa diosa y hechicera del mismo nombre a quien Homero inmortalizara en su famosa Odisea. 
Según la tradición oral, esta planta era vista como símbolo de prosperidad y buena fortuna. 
Hipócrates describió sus raíces y Dioscórides la incorporó a su libro más famoso, De Materia Medica.

Los antiguos pobladores de África y también en algunos poblados de Asia se creían que tenía propiedades curativas y por ello la utilizaban para lavarse las manos y los pies. Es aquí donde la fama de la mandrágora se enlaza con la tradición judaica, donde la raíz de esta planta era utilizada como un potente fertilizante. 
Ya en el Antiguo Testamento se alude a esta propiedad en la historia de la bella Raquel, esposa de Jacob, uno de los patriarcas de la Biblia, en la cual y según la tradición, ella era estéril y se quedó embarazada tras tomar una infusión de mandrágora.

De hecho, para la tradición rabínica la mandrágora crecía al pie del árbol del Edén, por lo que muchos la han identificado con el esperma, argumentando que sus virtudes maravillosas procedían del hecho de ser el producto vivo de donde salió Adán. 
Con el tiempo, y durante la Edad Media se extendió la tradición de que la mandrágora nacía del esperma de los ahorcados de donde es muy probable que se le otorgaran sus atributos afrodisíacos. También en esta época, se la consideró el mejor de los medicamentos.

Se aplicaba en forma de cataplasma o se tomaba en caldo, o se hacía al enfermo sostenerla con la mano derecha. Decía que curaba la languidez, la jaqueca y los dolores de cuello. 
Santa Hildegarda de Bingen (líder monacal, profetisa, médica y mística alemana conocida también como Sibila del Rin) detalló sus virtudes en el siglo XII incluyéndola en su Liber simplicis medicine (también llamado Physica), un tratado sobre medicina dividido en nueve libros sobre las propiedades curativas basándose en la botánica, zoología y botánica. 
Dijo de la mandrágora que tomada con vino ahuyentaba la melancolía del alma, y que su infusión reanimaba a aquellos que sufrían nauseas.


Será también en la Edad Media donde esta planta pase de convertirse en medicinal, a darse por una planta maldita vinculada a rituales, brujas y hechiceros. La mandrágora contenía el alma de los desesperados y quien la poseía podía escapar a los atentados y volverse invisible. Indicaba también dónde estaban ocultos los tesoros, fecundaba a las vacas y les daba doble leche. Y si se cuidaba durante siete años después de arrancarla se decía que se transformaba en un niño real tras un extraño y complejo ritual.

Uno de los casos más conocidos que alentaba la relación entre brujería y mandrágora ocurrió durante el juicio de Juana de Arco. 
Durante el proceso de Ruan en el que se puso en duda la validez de la capacidad visionaria de la Dama de Orleans, los jueces la acusaron de llevar oculta entre sus ropas una raíz de mandrágora, un ser demoníaco del que obtenía su maravilloso poder de adivinación y su don de mando, pues según las leyendas, si la raíz de mandrágora se mantenía en casa bien cobijada con paños de seda o lino y si era apropiadamente cuidada y alimentada movería su pequeña cabeza para afirmar o negar a las preguntas que se le hicieran. Estas declaraciones fueron cruciales en la sentencia de muerte de la joven heroína francesa.

Realidad y mito: entre el veneno y el sueño

¿Pero qué hay de realidad y de ficción en los usos y poderes de la mandrágora? 
La mandrágora pertenece a la familia de las solanáceas, es decir, está emparentada con plantas como la patata, la belladona y el tomate. 

Crece en bosques sombríos, a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Su raíz es gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color blanquecino que se extienden por el suelo, sus hojas son de un tono verde oscuro, y sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura. El fruto es parecido a una manzana pequeña y exhala un olor fétido.


Se trata de una planta altamente tóxica, algo que la relaciona con sus usos mágicos y como anestésico. Puede llegar a provocar la muerte si es ingerida directamente, y tiene actividad a través de la piel, por lo que es poco prudente manipular sus hojas, frutos y, sobre todo, sus raíces. 

Entre los síntomas de intoxicación por mandrágora se han documentado mareos, dificultades para respirar y bradicardia. Su cultivo es peligroso y desaconsejado, aunque sus flores son bonitas y vistosas, lo que le confiere un valor ornamental muy alto.

Las propiedades medicinales de la mandrágora existen, y están vinculadas al campo de la anestesiología. Se recomienda su uso siempre bajo la supervisión de un especialista. Entre las propiedades ayudar a provocar el vómito, calmar dolores bucales y provocados por golpes en articulaciones, disminución de los dolores causados por fracturas de huesos y eliminación parcial de dolores de cabeza y migrañas.

De todas las plantas mágicas, la mandrágora es sin lugar a dudas la que, desde la Antigüedad, aparece como la más fabulosa y más misteriosa.

Es originaria de los países mediterráneos, esta planta de grandes hojas y de flores rojas, blancas, o azules se distingue por su gruesa raíz bifurcada en forma de figura humana.

Al igual que la belladona, produce efectos narcóticos y alucinatorios y, por ello, los clásicos la utilizaron en medicina.

Asociada por los germanos a la brujería, fue usada por los romanos para elaborar filtros mágicos.

Entre las historias y supersticiones acerca de esta planta, se dice que, quien arranca, aún de forma involuntaria, una raíz de mandrágora corre el serio peligro de quedarse ciego o morir.

Si alguien la arranca por voluntad propia, ha de volver al lugar de donde la ha arrancado y, como compensación, dejar allí un trozo de pan, algo de sal y una moneda.

La mandrágora, como planta de disidencia, es el talismán perfecto: protege contra el enemigo, la enfermedad (sea cual fuere), y contra robos, incendios y catástrofes.

Además favoece la serenidad del espíritu, exorciza los estados melancólicos y constituye una garantía para que los negocios funcionen de acuerdo con las expectativas.

Como procedimiento de adivinación, permite conocer la intimidad de las personas y desvelar lo que a uno le va a ocurrir.

Para que surta efecto como talismán, es preciso establecer una alianza emocional con ella: hay que cuidarla con esmero y, dentro de esta liturgia, no sólo suministrale agua, sino bañarla (preferentemente en viernes)


MANDRAGORA (Mandragora officinale) VENENOSA

Nombres populares: Alraun, antropomorfo, baaras, ladrón del cerebro, circeiun, circoea, galgenmannchen, hierba de circe, hexenmannchen (alemán: mannikin de las brujas), mandragen, mandragor, mannikin, semihomo, limón silvestre, zaubewurzel (alemán: raíz de hechicero)

Género: Masculino.

Planeta: Mercurio.

Elemento: Fuego.

Deidades: Hécate, Ator.

Poderes: Protección, fertilidad, dinero, amor y salud.

Usos mágicos

Una raíz de mandrágora entera, colocada sobre la chimenea del hogar, dará a la casa protección, fertilidad y prosperidad.

La mandrágora también se cuelga del cabecero de la cama para que dé protección durante el sueño; si se lleva consigo atrae el amor y evita contraer enfermedades.

Donde haya una mandrágora no pueden habitar los malos espíritus, por eso esta raíz se usa en exorcismos.

Para "activar" una raíz de mandrágora seca (es decir, para despertar sus poderes), póngala en algún lugar prominente de la casa y déjela allí durante tres 
días.
Luego métala en agua templada y déjela toda la noche; después de esto, la raíz queda "activada" y puede ser empleada en cualquier acto de magia.

El agua dentro de la que estuvo inmersa la raíz se puede esparcir por las ventanas y las puertas de la casa para protegerla, o sobre personas para purificarlas.

La mandrágora también ha servido durante largo tiempo como muñeco (fetiche) en la magia de imágenes, pero su escasez y elevado costo normalmente obligan al mago y al brujo a buscar sustitutos; entre otras se han empleado raíces de fresno, manzanas, raíz de nuez y manzana de mayo americana.

Se dice que el dinero colocado junto a una raíz de mandrágora (sobre todo las monedas de plata) se duplica.

El perfume de la mandrágora produce sueño.


Esperamos que os guste, esta información, sobre las propiedades de esta planta que tanto la suelen utilizar, las brujas en la vida mágica cotidiana.

TERRA D'ANGELS
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